The Ocean Race 2022-23, que concluyó a finales de junio en Génova (Italia), presentó el programa de sostenibilidad más ambicioso en los 50 años de historia de la regata, recogió más de 4 millones de datos en los océanos y redujo más de un 75 por ciento las emisiones respecto a la edición anterior.
Impulsar el apoyo al reconocimiento de los derechos del océano ha sido un asunto prioritario de la vuelta al mundo a vela con escalas. A través de The Ocean Race Summits, los responsables políticos, científicos, líderes empresariales, deportistas, jóvenes y defensores de los océanos se reunieron para promover soluciones para proteger los mares.
El primer ministro de Cabo Verde, Ulisses Correia e Silva, la primera dama de Panamá, Débora Carvalho, y la secretaria del Ministerio de los Pueblos Indígenas de Brasil, Eunice Kerexu, fueron algunos de los ponentes que expresaron su apoyo a los derechos de los océanos, junto con 30.000 personas que firmaron la petición One Blue Voice (Una Voz Azul) para lograr una Declaración Universal de los Derechos del Océano.
La iniciativa, junto con un borrador de principios sobre los derechos de los océanos que se han desarrollado conjuntamente, se presentará a los miembros de la Asamblea General de la ONU en septiembre. Además, el programa de sostenibilidad Racing with Purpose (‘Compitiendo con un Propósito’), creado en colaboración con 11th Hour Racing, también presentó la iniciativa científica más completa creada por un evento deportivo.
La flota, compuesta por posiblemente los ‘barcos de investigación’ más rápidos del mundo, recolectó más de cuatro millones de mediciones durante los seis meses de la regata, muchas de ellas en partes remotas del planeta de las que existen muy pocos datos. Esta información se incorporará a los principales informes sobre el océano y el clima.
El enfoque en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) fue significativo, lo que resultó en una reducción de más del 75% en comparación con la edición anterior a través del apoyo a los programas de restauración y conservación de carbono azul de los que se produjeron.
Asimismo, los equipos participantes, las ciudades sede, los patrocinadores y los proveedores también participaron y recibieron el apoyo necesario para reducir sus GEI.
Se capturaron 15 tipos diferentes de datos, como la temperatura de la superficie del mar, el dióxido de carbono disuelto y los microplásticos, junto con diversas variables nuevas, como los niveles de oxígeno y las trazas.
Igualmente, se probaron con éxito métodos innovadores, incluido el muestreo de ADN ambiental (eDNA) para evaluar la biodiversidad oceánica, y se desplegaron 14 boyas de deriva autónomas en el hemisferio sur.
En total, 108.500 personas visitaron la experiencia inmersiva One Blue Voice en el Ocean Live Park, el ‘village’ en cada ciudad sede donde los visitantes experimentaron la regata de primera mano, para descubrir la carrera para proteger los océanos.
En una iniciativa pionera destinada a reducir la cantidad de ‘branding’ desperdiciado en los enclaves de los eventos, 30 kilos de banderas de The Ocean Race Europe se convirtieron en hilo y con él se tejieron nuevas banderas.
No se utilizó plástico de un solo uso en el servicio de alimentos y bebidas en el Ocean Live Park sino vasos reutilizables, contenedores de alimentos retornables, puntos de recarga de agua y artículos de servicio compostables.
El director general de 11th Hour Racing, patrocinador principal de The Ocean Race y patrocinador fundacional del programa de sostenibilidad Racing with Purpose, Todd McGuire, afirmó que la regata ha creado un modelo sobre cómo los eventos globales pueden usar su plataforma para dejar un impacto positivo y un legado.
«Con nuestra participación en The Ocean Race se trata de crear un cambio positivo y duradero, y las iniciativas Racing with Purpose logran exactamente eso. Permiten que otros deportes, equipos, organizadores de eventos y comunidades utilicen y aprendan de los recursos que han demostrado ser exitosos para ayudar a restaurar la salud del planeta», comentó.
Las nueve ciudades que albergaron la regata también impulsaron iniciativas pioneras de sostenibilidad. Por ejemplo, en Aarhus (Dinamarca), el escenario principal fue alimentado por GEM, una instalación que funciona con energía generada por energía eólica, solar y de celdas de combustible de hidrógeno, mientras que en La Haya (Países Bajos) se proporcionaron las 800 comidas diarias para la tripulación y los voluntarios a través de un nuevo servicio de envases para llevar retornables y reutilizables.